lunes, 31 de agosto de 2009

EL AÑO DE LAS EMOCIONES

Hoy ha sido un día en el que he pasado por unas cuantas emociones, no intensas pero sí varíadas. He pasado de la tranquilidad a la ligera preocupación, después a la despreocupación, posteriormente al arrepentimiento, a continuación al autocastigo, y de aquí al cabreo, y luego al ánimo, y más adelante a la ebriedad en su punto justo, después a la risa, y finalmente a la molestia.

Hoy he actuado. Muchas personas, las que me aprecian y las que me quieren, han ido a verme. Les he agradecido enormemente su presencia. Ver a tantas personas juntas, con cada cual un vínculo distinto pero todas ellas especiales, me ha resultado muy agradable. He tenido la emoción de una ruptura latente y ya difuminada por el tiempo, la devoción de unos recién casados, la ternura de la que siempre ha estado conmigo, la simpatía y reconocimiento de las que iban con ella, la vitalidad y la corrección de alguien que es presente, la amabilidad y el candor de una vieja amiga y compañera a media distancia. Todas ellas fueron a verme, expectantes, a ver como era aquello, a ver como me iba a salir. Algunas de ellas incluso venían de un poco lejos.

Creo que casi todas lo han disfrutado. Y a mí me han honrado con su presencia. Gracias.
Y de lo demás no voy a hablar. Por un momento, aunque solo sea por un momento, voy a meter "lo demás" en un cofre de madera, lo voy a echar al mar y ahí se va a quedar sepultado. Y me tragaré la llave.

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